Qué gran título y cuanta atención genera esa idea en nuestras mentes, que breve es la interrogante, pero que enorme es el tiempo que podríamos invertir en lograr llegar a una conclusión acertada, a menudo pienso en cuánto tiempo quedará para el legado que Jobs dejó en la manzana de California, en cuál será el último producto que venga de la mente del máximo revolucionario de la era temprana de la tecnología.
A ratos se sienten silencios incómodos en las conversaciones de fines de semana, cuando la pregunta salta al oído de los interlocutores de una extensa charla, comentando reiteradamente los éxitos que Apple ha logrado y las atractivas características que nuestros dispositivos tienen, pero nadie se atreve a decir en qué momento comenzaremos a ver productos que ya no vienen de Jobs.
Lo que Steve Jobs dejó.
Nos aterra el pensar que un genio se ha ido y que el escepticismo y la incertidumbre se apoderará de los ojos del mundo, ¿serán capaces de satisfacer la necesidad de proyectar un legado tan complejo?, ¿se podrá respetar, con los cambios en los mercados y sus objetivos comerciales, los pocos detalles de Steve que se siguen al pié de la letra hasta el día de hoy?.
Así como existen tantas posibilidades, también existen ciertas certezas difíciles de refutar, como por ejemplo, que se sabe que hay sólo un par de generaciones realmente influenciadas por Steve Jobs, que existirán, más temprano que tarde, productos nacidos exclusivamente de los actuales integrantes de la compañía de Cupertino, y por último sabemos, que nada, por más hermoso, intuitivo, sensible y espectacular que sea, dura para siempre. La esperanza radica en el legado, en la forma, en la línea, en el respeto por lo que se creó y que tanto éxito genera hasta el día de hoy.