Todos sabemos que si un iPad o un iMac son caros es por algo, la calidad que tienen sus productos son excepcionales y ya no hablemos de accesorios: 19 euros por un cable de Dock a USB, 29 euros por un adaptador de corriente para iPhone o 39 euros por un cable de vídeo admiten poca discusión.

Ken Shirriff, un auténtico manitas de la electrónica, decidió averiguar dónde habían ido a parar sus 29 dólares y se lanzó a desmontar la versión estadounidense del cargador del iPhone y su descubrimiento puede resumirse con esta conclusión: “El cargador del iPhone contiene un montón de tecnología apretada en un diminuto espacio . Apple ha realizado un esfuerzo adicional para proporcionar una calidad y seguridad mayores a la de otros cargadores de marca, pero esta calidad ha supuesto un alto precio.”

En el exhaustivo análisis de Ken, muy recomendable a los amantes de la electrónica (o la calidad de los transformadores, los circuitos impresos, los aislamientos y todas estas cosas), encontramos que el adaptador de Apple está diseñado para cargar nuestros dispositivos filtrando cuidadosamente la corriente.

Es evidente que Apple se ha esforzado en reducir las interferencias electromagnéticas, probablemente para evitar que el cargador interfiera con la pantalla táctil. Cuando abrí el cargador, me esperaba encontrar un diseño estándar, pero tras compararlo con el de Samsung y otros muchos diseños industriales de alta calidad, la conclusión es que Apple va más allá que estos de varias maneras…
El diseño de Apple cuenta con medidas de seguridad adicionales como clavijas muy fuertes y un complejo circuito de apagador automático en caso de que se produzca un exceso de temperatura o voltaje. La distancia de aislamiento entre primario y secundario parece ir más allá de las regulaciones…

Eso sí, Ken calcula que los componentes adicionales pueden añadir sobre un dólar a precio de coste por lo que al final, aunque nos llevamos a casa un producto de calidad, lo cierto es que la mayor parte de su precio sigue siendo margen de beneficios. Por cierto, dejando a un lado el tema del precio y volviendo al de la calidad, no penséis que esto es nuevo: casualmente allá por 2005 recuerdo que un técnico al que le llevé el adaptador de corriente del Apple iBook G4 ya se quedó asombrado por la calidad del mismo, admitiéndome que básicamente no sabía por dónde meterle mano al ser mucho más complejo de lo que estaba habituado.

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